miércoles, 12 de agosto de 2009

Leo y Fiyero

Había mencionado que tengo dos hamsters

Los compré en una tienda de mascotas en una plaza comercial que fue absorbida (o derribada, no lo sé) por la cadena de tiendas de mascotas más importante del país, cuando eran pequeñisssiimos.

Tan pequeños que tardé unas tres semanas en darme cuenta de que Leo y Fiyero desarrollaron de manera diferente las retaguardias... pero como a ambos los trataba como niños no podía decirle a Leo que no lo es...

Y es que fuera de la creencia popular, mis hamsters son bastante inteligentes, al menos mucho más que los conejos (los conejos sí son super zonzos) y muy entendidos.

Fiyero obtuvo su nombre rápidamente, es un hamster pintito y sus manchas en la espalda antes de difuminarse con el crecimiento eran chispitas... rombos... como los tatuajes del Príncipe del Vinkus en el libro de Wicked. Aunque con el paso del tiempo en lugar de volverse el lindo Fiyero del libro se volvió el del musical: es voluble (si está de buenas hasta beso me da, y al contrario me ha mordido varias veces nomás porque está de malas), enojón, flojo, comelón y en general un divo.

Se pelean y no puedo tenerlos juntos, y al ver que era el menos activo lo puse en un terrario de acrilico sin rueda ni nada. ¡Pues en el tiempo que no tuvo rueda aprendió a saltar! Se paraba en sus patitas traseras, según él medía la distancia y pegaba el salto.

Cuando vi que se estaba poniendo muy gordito le compre una ruedita y se la metí al terrario, y aprendió a usarla pero no le interesó, seguía escuchando solo la ruede de Leo por las noches. Entonces un día después de darle de comer le dije: "Mira Fiye, te compré tu rueda para que la uses, porque estás muy gordito y te vas a enfermar, un día te va a dar un infarto y yo te quiero mucho" lo regresé al terrario... ¡Y fue a subirse a la rueda! Desde entonces no la ha dejado y sí bajó mucho de peso.

Aquí mostrando su habilidad de abrir semillas de girasol a gran velocidad:



Y Leo... pues el nombre es por Leo Bloom, desde que llegó se agarró su rincón y de vez en cuando se paseaba por su jaula pero durante dos días solo andaba con cara de "¿Quién eres tu? ¿Dónde estoy? ¿Qué me vas a hacer?" totalmente nervioso.

Estaba paseandose por su jaulita cuando me acerqué, me le quedé mirando un rato y finalmente le dije "Hola" en mi voz normal... ni siquiera fuerte, pero salió corriendo a su rincón.

"Sí, tú te llamas Leo."

Llegaron los fríos y le puse a cada quien un pedazo de fieltro azul... sí, Leo tenía su cobijita azul. Y al irse los fríos se lo quité para que no se muriera de calor mientras él comía afuera. Hete aquí que al regresarlo a su jaula se dió cuenta de que su cobija no estaba y comenzó a dar vueltas frenéticamente en el espacio que ocupaba.

Esa cosa es absolutamente Leo.

Aquí comiendo gordita de nata, que ama con locura y pasión



Ya se cumplieron dos años de que los compré y aquí siguen, alegrándome los días con sus juegos y excentricidades y ternuras.

Gracias n.n

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