Es 15 de septiembre y eso sólo significa una cosa: cuenta regresiva.
En diez días estaré cumpliendo 24 años.
Me encuentro entre la muerte de mis hamsters (Fiyero murió hace una semana), grilla doblajera (¿Que no le quieren pagar bien a Carlos Segundo y les da igual que otro doble a Woody? ¿QUÉ FREGADOS SE CREEN?), el inicio del e3 (mi audición estuvo bastante mal y sólo por hora y media ya ODIO a Bob Fosse), crisis vocacional, reapariciones de bultos de mi pasado (¡y en cuestión de minutos! >.<) y ausencia materna por viajes de negocios (es tan difícil de encontrar que cuando la encuentro pega durísimo) por el lado malo.
Y por el lado bueno, el comienzo del e3 (que incluye REEEEEENNNNTTTTTTT), los compañeros nuevos y reencontrarme con quienes conocí en enero, la constante alegría Babyphan, ayudarle a Alfredo a cumplir su sueño y el mejor paseo en coche que he tenido en mi vida (la prueba máxima de que todo está bien entre nosotros dos).
Todo esto crea un interesante remolino de emociones y pensamientos, dudas e ilusiones que solo se puede resumir en un sonidito que Jonathan Larson convirtió en el inicio de una obra de arte.
Tick, tick, tick, tick, tick, tick, tick, tick...
-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario