miércoles, 9 de febrero de 2011

Black Swan VS El Gran Concierto

Con diferencia de ocho días he visto en el cine dos películas acerca de la pasión por el arte y los escenarios, pero muy diferentes entre ellas.


Black Swan está enfocada en el ballet, en la búsqueda de una bailarina para alcanzar la perfección, sin importar el precio.

Una bailarina que vive en una burbuja de pureza rosa, sobreprotegida por su madre que no cumplió el sueño y ahora trata de alcanzarlo por medio de su hija.


Ella es la mejor bailarina de la compañía, pero ante la inminente temporada de "El Lago de los Cisnes" resulta un problema que sea tan inocente y candorosa: aunque la hace perfecta para el Cisne Blanco, parece imposible que alcance la fuerza y seducción para interpretar al Cisne Negro.


Por si no fuera suficiente presión, tendría que tomar el lugar de una diva veterana, y llega a la compañía una chica muy diestra que parece tener a flor de piel lo que ella carece.


Así comienza la búsqueda dentro de ella misma para saber hasta dónde puede llegar, cuál es el extremo más obscuro de su alma hasta ahora totalmente luminosa. Y efectivamente lo logra, se encuentra de narices frente al "yo" que había estado dormido.


Desafortunadamente para ella, pierde el control (como suele suceder cuando tienes en tus manos algo que no sabes usar y nadie te enseña la manera correcta de hacerlo) y el sueño se convierte en una pesadilla que va cada vez peor.




La producción de Black Swan es magnífica, la nominación al Oscar para Natalie Portman me parece totalmente merecida y en general es una gran película.


Pero me quedé con un mal sabor de boca al escuchar los comentarios al final en una sala casi llena, especialmente de las señoras amargadas detrás de mi.


"Es que no es posible que no puedan soportar la presión." "Es que como pudo rebelarsele así a la madre." "Es que todos los que se suben a un escenario son unos cochinos."


Me indigné mucho en verdad, ¡qué fácil es juzgar en lugar un poco de empatía! Al hablar así solo demostraban que no tenían ni idea. No tienen idea de la presión de la competencia contra los demás, contra ti misma. Ni idea de lo amenazada que te sientes después de trabajar durante años por ganar un lugar y que aparezca alguien de repente mejor que tú. Ni idea de todo lo que tienes que buscar dentro de ti, de llegar al límite, de estar en la orilla del precipicio a punto de caer.


La protagonista de Black Swan cae, no significa que todos estemos condenados a hacerlo. En la película se retrata la verdad cruda y extrema de alguien que al llegar al extremo no sabe cómo regresar.


Por otro lado, tenemos El Gran Concierto.


Una encantadora película acerca de un director de orquesta... sin orquesta.


Lleva treinta años sin dirigir, relegado a la intendencia, hasta que un golpe de suerte lo hace tomar una decisión definitiva: retomar el sueño perdido, terminar el concierto que tres décadas atrás había sido interrumpido quitándole su "armonía final".


En medio de un borlote tras otro consigue fecha en Paris, manager, músicos, una estrella violinista, transporte, instrumentos y ropa adecuada.


Varias veces el sueño se ve amenazado, pero sale adelante, al contrario de la protagonista de Black Swan, éste director de orquesta nunca pierde el objetivo, nunca deja de ser fiel a si mismo.


Y la gran diferencia entre Black Swan y El Gran Concierto, a mi parecer, es la amistad y tener metas en que verdaderamente creas y no impuestas por los demás.


En El Gran Concierto, cada vez que las cosas se ponen feas, nuestro director no está solo.




Tiene a su esposa, a su mejor amigo (un amor de hombre), y a los demás músicos que están ahí para recordarle la verdadera esencia del sueño y de él mismo, que le tienen fe, que no lo dejarán caer. Aunque a veces parecen egoístas, tienen derecho a perseguir también sus propios ideales, y al final no le fallaron.


A diferencia de la bailarina incapaz de socializar con un pie fuera del estudio de ballet, eternamente atosigada por una madre que nunca tiene suficiente y de ninguna manera aprueba que la chica se salga de la burbuja que creó para protegerla. En lugar de recibir apoyo, cae en malas compañías sin tener ninguna buena que lo compense y la valore por lo que es.


Al final de ambas películas, bailarina y director cumplen el sueño, pero ella no podrá disfrutarlo y él sí.


Las dos me encantaron, pero prefiero que una película me haga reflexionar mientras me haga reir y no llorar. Así que al final del día, me quedo con el optimismo de El Gran Concierto y dejo la crudeza de Black Swan como algo pasajero.


¿Y ustedes? ¿Prefieren pensar que todo es y siempre será horrible y sin remedio, o mantener la fe y el optimismo de que aunque hay obscuridad, si avanzas encontrarás la luz tarde o temprano?


Listen to the Music of the Night

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